Si tienes visita en casa y hay que lavar un montón de copas, no lo hagas a mano. Las copas también se pueden lavar en el lavavajillas y quedarán perfectas si sigues nuestros consejos. El lavavajillas se ha convertido en un electrodoméstico esencial que casi todo el mundo tiene en casa, pero en realidad se trata de un gran desconocido para muchos de sus usuarios que no le sacan todo el partido.
Lo más importante es que las copas queden separadas unas de otras para que no choquen con otros objetos y se rompan durante el lavado. Atención también a que no queden cerca de elementos de metal que puedan rayarlas. La gran mayoría de lavavajillas trae un soporte abatible que mantiene las copas sujetas. Despliégalo y apoya el pie de las copas sobre ellos. En el caso de que las copas fuesen demasiado altas, intenta bajar el cesto superior un nivel.
Ahora bien, si tu modelo no tiene el soporte del que hablábamos anteriormente, no pasa nada. Puedes comprarlo a parte y hay distintos modelos en el mercado. Asegúrate de que el adquirido es compatible con tu modelo de lavavajillas. Los precios van desde los 15 euros para los más sencillos hasta los 60 euros para los más complejos. Existentes en distintos tipos y formas, desde rectangulares a circulares. En Amazon podemos encontrar el siguiente por tan solo 28,08 euros.
Tras conseguir la manera de colocarlas, hay que elegir el programa más adecuado. Se recomienda que no supere los 40ºC de temperatura para evitar dañar el cristal. Normalmente, se alarga el ciclo de secado para que las copas salgan con más brillo. Si al sacar las copas las ves blanquecinas puede ser por la dureza del agua. Verifica que tienes sal en el deposito y que el descalcificador está bien ajustado.
Como consejo final, comprueba también el nivel de abrillantador del dosificador. Este es un químico que se usa al final del proceso de lavado tanto para darle un acabado más brillante a la vajilla como para evitar que se queden los residuos del aclarado tanto del jabón como de alimentos.
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